Monte la Reina debe su nombre a una concesión real del S.XI por la que la Corona de Castilla otorgó al pueblo de Toro el privilegio de la explotación del Monte en agradecimiento a su fidelidad y apoyo.
En el S.XIX, el I Conde de Villapadierna, construirá en esta finca un palacio neogótico que alberga nuestra actual posada.
Muchos años después, en 1983, D. Jose Miguel Inaraja de la Calle, un agricultor nacido en Valladolid, adquirió la finca en su totalidad y rehabilitó lo que hoy todos conocemos como “El Castillo Monte la Reina”. Inicialmente fue la residencia familiar, hasta que unos 20 años más tarde decidió construir el bonito complejo que hoy podemos disfrutar.
Fue unos años antes cuando la familia Inaraja decidió dedicarse también a la viticultura. Hasta el momento, cultivos como el maíz, las patatas o la remolacha habían sido la fuente principal de ingresos. Pero gracias al auge de la Denominación de Origen Toro y a la proyección de estos vinos en el mercado internacional, se plantaron las primeras viñas en la finca de Monte la Reina.
Años más tarde, después de vender regularmente las uvas a otras bodegas de la denominación, apostaron por su propio proyecto, no solo al construir una bodega para la elaboración de sus propios vinos, siendo su primera añada 2004, sino que además se embarcaron en el bonito, y nuevo por aquel entonces, concepto de “Enoturismo”. Para ello construyeron también su restaurante, uno de los más grandes de la provincia, con sus preciosos jardines de ensueño, cuyo objetivo principal era ofrecer un paraíso hasta entonces nunca visto en la zona. Fue en este momento, donde la casa familiar dejó de serlo para convertirse en la posada donde hoy nos podemos alojar.
Monte La Reina es un legado familiar, un universo que engloba vino, campo y ocio. Con una extensión de 1.400 hectáreas de finca que permiten el desarrollo de diferentes actividades. Todas ellas con un nexo de unión: entender la tierra como el origen de todo.
Un lugar mágico, un espacio que te atrapa por su belleza, un enclave donde realizar cualquier evento se convierte en algo irrepetible, así lo ven y sienten todas las personas que visitan nuestro complejo enoturístico que es ya un referente de elegancia, modernidad y versatilidad.